La ausencia de piernas provocó el abandono de sus padres biológicos. Desde entonces, Qian Hongyan ha comenzado una vida difícil, pero que se convertiría en un ejemplo de fortaleza y superación personal.
Después de ser abandonado, una pareja lo adoptó sin dudarlo. A pesar de tener mucho amor para darle, la falta de dinero no les permitió obtener prótesis especiales para su nueva hija. Fue su abuelo creativo y amoroso quien tuvo una gran idea. Aprovechando los materiales disponibles, pensó en una forma de “caminar” para su nieta: tomó una pelota de baloncesto, la cortó fácilmente y le enseñó a su nieta a usarla.